Tipo : lineal
kilometros: 5,85 de sendero, en total ida y vuelta 13 km
Dificultad: baja
Participantes: 13 ( y una bicicleta con vida propia)
LLegamos a las 8: 30 al bar de Alejandro y nos lo encontramos cerrado. No pasa nada. enfrente tambien ponen unas tostadas muy buenas.
Comenzamos a andar desde la misma carretera, por un fuerte descenso hasta el camino del embarcadero y ya nos percatamos que no somos 13, sino que Antonio viene una vez más acompañado de bicicleta de paseo (¿?)
Al principio el sendero es fácil y aunque tenemos que caminar de uno en uno, y todos vamos pendientes de esa simbiosis especial de hombre y bicicleta (de paseo, nada de montaña) en el que en esta relación de amor, democrática y casi orgásmica unas veces está Antonio montando a la bici y otras es la bici quien se monta en Antonio.
Una breve parada en la fuente para beber de los tres chorros, llamados salud, suerte y amor, y hay que decir que la salud y el amor manaban en abundancia pero la suerte , en el centro, está
como la Primitiva, escasa y dificil de cogerla.
Comenzamos la ascensión y las dificultades, con mucha roca y muchos arboles caidos y comienza el auténtico sufrimiento del ciclista que en el kilómetro y medio que quedaba ya no pudo poner las ruedas en el suelo.
Ya en el seminario, lo bordeamos para intentar entrar y por algún paso lo conseguimos, pero es todo una pura ruina y desistimos afortunadamente de continuar, porque el obispado ha puesto guarda (o de eso presumió el señor que alli se presentó, que no se identificó ni nada). De todas formas nuestro interés está en la
naturaleza que rodea el seminario y no en la ruina descuidada en la que se ha convertido el seminario mismo, que goza de un enclave magnífico y podría resuperarse para muchas cosas, pero claro, con la iglesia hemos topado!.
Alli nos encontramos con muchas otras personas que han hecho el mismo camino y tienen la misma intención que nosotros.
Nuestro amigo el ciclista, temiéndole al descenso pregunta si hay posibilidad de salirse por el camino, y claro está no lo dejan, asi que vuelve a cargar su bici y arrastrando el culo y la bici baja con mucho cuidado hasta la fuente.
Si os sorprende la anécdota de la bici, os quedaréis de piedra con la siguiente:
Bueno, aún temblándonos las piernas y riéndonos todavía de la anécdota, nos encaminamos de nuevo hacia el embarcadero con la intención de pasarlo y subir hasta el famoso bar Los Angeles, para comernos la famosa bomba y una o dos cervecitas...
Y en eso que Antonio se monta en su bicicleta, con las fuerzas renovadas después de las espinacas, y aprovechando que el sendero mejora al final, comienza a acelerar... y alguien comenta, claro como este ya se ha comido las espinacas no se va a parar siquiera y se va a ir para Palma...
En esto que Rafael y Mercedes recuerdan con pasmo que han venido en moto y el casco lo han dejado en el coche del ciclista, y si éste se larga los dejan sin casco, asi que Rafa, corre que te corre hasta que pilló al ciclista y pudo recuperar sus cascos a los que se abrazó amorosamente (mi cassscooo!), como el ciclista abrazaba mimosamente su bici e incluso sus espinacas, que no sé todavia si era por cariño o por calentarlas un poquito.
Como veis un sendero cortito pero lleno ce anécdotas y risas.
Por cierto la bomba de venado, riquísima. el Bar de Los Angeles recomendable!!.
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